
, también conocido como Rafael de Urbino o simplemente Rafael[1] [a] (Urbino, actual Italia, 6 de abril de 1483 – Roma, 6 de abril de 1520[1] ), fue un pintor y arquitecto italiano del Renacimiento. Es célebre por la perfección y gracia de sus pinturas y dibujos. Junto con Miguel Ángel y Leonardo da Vinci forma el trío de los grandes maestros del período.[2]
Murió el día en que hacía los treinta y siete años, y nació y murió en Viernes Santo.[b] A pesar de su muerte prematura fue inmensamente productiva, creando así, una inusual pero gran colección de pinturas. La cual en gran parte se conserva, sobre todo en los Museos Vaticanos. Estos albergan Las Estancias de Rafael, que fue el trabajo central y a la vez, el más grande de su carrera, quedando sin terminar a causa de su muerte.
Después de sus años de juventud en Roma, gran parte de su obra, a pesar de haber sido diseñada por él fue ejecutada por su taller, con una considerable pérdida de calidad. Ejerció una gran influencia en su época, aunque fuera de Roma su obra fue conocida sobre todo a través de la producción que hicieron los talleres de grabado que colaboraban con él. Después de su muerte, la influencia de su principal rival, Miguel Ángel, fue más intensa hasta los siglos XVIII y XIX, cuando las cualidades más serenas y armoniosas de Rafael fueron consideradas de nuevo como un modelo superior.
Su carrera se dividió de manera natural en tres fases y tres estilos, descritos así por Giorgio Vasari: sus primeros años en Umbría, el periodo posterior de cuatro años en Florencia (1504-1508), donde absorbió las tradiciones artísticas de la ciudad, y finalmente su último y triunfal período de doce años en Roma, trabajando para los papas y su corte.[3Nació en Urbino (Italia) hijo de un pintor de la localidad. En el año 1491, murió su madre, Magia, y el 1 de agosto de 1494 su padre (quien volvió a casarse). Con tan sólo 11 años, quedó huérfano de padre y madre, bajo la custodia legal de su tío llamado Bartolomeo, sacerdote, quien inició un litigio con la madrastra del chico. Sin embargo, continuó viviendo con su madrastra cuando no acudía a su aprendizaje con un maestro. Aun así, ya había dado muestra de su talento, según Giorgio Vasari, quien cuenta que Rafael había sido "una gran ayuda para su padre".[9] [10] Un brillante autorretrato de su adolescencia muestra su precoz talento.[11] El taller de su padre continuó y, probablemente en compañía de su madrastra, Rafael jugó un relevante papel en su gestión desde su juventud. En Urbino tuvo la oportunidad de conocer la obra de Paolo Uccelli, el precedente pintor de la corte († 1475), y de Luca Signorelli, quien hasta el año 1498 residió y trabajó en la próxima Città di Castello.[12]
Según Vasari, su padre lo colocó en el taller del maestro de Umbria Pietro Perugino como aprendiz, «a pesar de las lágrimas de su madre». La evidencia de un periodo de aprendizaje viene sólo de Vasari y de otra fuente,[13] y ha sido discutida-su madre murió cuando él tenía ocho años, lo que es demasiado pronto para empezar el aprendizaje. Una teoría alternativa es que recibió algún adiestramiento de Timoteo Viti, quien era pintor de la corte de Urbino desde 1495.[14] Pero los historiadores modernos están de acuerdo en que Rafael trabajó al menos como ayudante de Perugino desde alrededor de 1500; la influencia de Perugino en las primeras obras de Rafael es muy evidente: "probablemente ningún otro discípulo de talento había absorbido las enseñanzas de su maestro como lo hizo Rafael, aún comparándolo con Leonardo da Vinci y Rafael Sanzio", según Wölfflin.[15] Vasari escribe que, en cuanto a este período, era imposible distinguir las obras de ambos artistas, pero muchos historiadores del arte modernos afirman haber detectado las partes que Rafael pintó como ayudante en obras de Perugino o de su taller. Aparte de la similitud estilística, sus técnicas eran también muy similares, por ejemplo en la densa aplicación de la pintura, con el uso de un medio a base de barniz, en las sombras y los adornos oscuros, pero con una aplicación más ligera en las partes de carne. Un exceso de resina en el barniz ha causado a menudo grietas en áreas de las pinturas de ambos maestros.[16] El taller de Perugino era activo tanto en Perugia como en Florencia, quizá con dos sucursales permanentes.[17] Se considera que en el año de 1501 Rafael era un maestro de pleno derecho, completamente formado.
Su primera obra documentada fue el Retablo Baronci (aunque hay una controversia con La resurrección de Cristo que fue realizada entre los años 1499 y 1501) para la Iglesia de San Nicolás de Tolentino en Città di Castello, una ciudad a medio camino entre Perugia y Urbino. Evangelista da Pian di Melet, quien había trabajado para su padre, compartió el encargo. El encargo de la obra data de 1500 y fue terminada en 1501, hoy en día sólo quedan algunas porciones y un boceto preparatorio.[c] Durante los siguientes años pintó obras para otras iglesias, incluyendo la Crucifixión Mond (alrededor de 1503) y Los desposorios de la Virgen de la Pinacoteca di Brera, así como obras para Perugia, como el Retablo Oddi (La anunciación , La Adoración de los Magos y La coronación de la Virgen 1501-1503). Probablemente también visitó Florencia en esta época. Se trata de obras mayores, algunas de ellas como frescos, en las que Rafael limita la composición al estático estilo de Perugino. En estos años también pintó muchas pequeñas y exquisitas pinturas de caballete, la mayor parte probablemente para amantes de la pintura de la corte de Urbino, como Las Gracias o San Miguel, y empezó a pintar Virgen con el Niño entronizados y santos.[18] En el año de 1502 fue a Siena por invitación de otro discípulo de Perugino, Pinturicchio, "al ser amigo de Rafael y conocedor de su capacidad como artista de la más elevada calidad", porque le ayudó con las obras, y muy probablemente con los dibujos, para una serie de frescos en la Biblioteca Piccolomini de la Catedral de Siena.[19] Es bien evidente que en esta etapa temprana de su carrera ya era un artista muy solicitado.
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